martes, 24 de mayo de 2011

PARAISOS ELEGIDOS ( adelanto )

Pensaba que volar era eso, caer
desde la misma duda que siembra
esta rueda que se empuja sola, que no para,
esta rueda de estar perdiendo
algo que no se nombrar.

El tiempo, tu tiempo recostado mudo, al lado del mío.

cuando no lo nombras
pero cuando venis a mí,
como ese río que trae
lo mismo pero diferente
en un envoltorio de sorpresas
multicolores.
  • Tengo una cita con el que obliga a abdicar, dijiste en voz baja.

Restos de la imagen de la casa alejándose
por entre las hojas y tu cuerpo cubierto de espanto

Cubierto de ramas. ¿ como se nombra la anticipada lucha abatida
cuando mi ruina es la mejor vestida de la noche?













Un aleteo rápido, furioso
dibujó una línea invisible
sobre mi cabeza,
en el hemisferio derecho.

"Ah, que decír de volar "
como en una entrada pantanosa, se entreve su llegada.

Puro plumaje, brillo y sin chistar,
baja de las escalinatas de bruma,
el esqueleto de los días
a llevarme consigo
hacia la precipitación
final.

Y con voz ronca, me canta la nada.
















Como en un decir oculto en el jardín de los ciegos
yo ví lo que habría de soñar de ahí
para siempre.
Una mirada de plata, sin devaneos.
El horror de amar el aire sin letras
que cantarlo.































Un temblor, aleteo en el bajofondo
lacustre

Suficiente origen para amarte
y subir a la superficie, es lógico
que así fuera.

Todo sendero divino tiene su destino,
el de perderse para siempre en el resto
de las cosas.





















Tu desnudez cuando se nombra
por sí misma sin delicadeza,
en anatómica afirmación
de mi tragedia.

Una virtud que el reino me ha denegado
para heredarme una corona
que tiene mas de muerte
que de reina.

Entre pliegues del imposible,
recóndito se esfuman
las líneas el fruto
mágico, mientras
no puedo balbucear
mas que fórmulas
nativas a tu ausencia.



















Yo ví la que
creía ser,
huyendo entre
la densa arboleda
azul verde

esa
es mi
muerte
diaria

shhh

no me delaten
el disfraz
sin la pluma sagrada






















en el centro del lago
bien profundo
se esconde
ese otro mundo

donde mi maquinaria
pondrá en marcha
objeciones a la lógica
y la matemática

esa que con congruente
geometría ordena
mi diaria condena



























En sepia el arból se acerca
a nosotros desde su choque
con el viento,

amarillo es amar esta ligera
tarde, como de
mar sin nadadores ni
brazadas


desazón, mezcla de
licor de rutina
y magia espúrea
de las horas
vertidas en fines
inexistentes.



















Entre tus pómulos
se escondió la ironía que
me llama en silencio a todo
lo que se roba del árbol de la semilla

el nacimiento de lo que no verá,
la semilla de cría fija, regular
ausente

el canasto vacío y el bebé
que no llora de ningún
llanto.


















Desde los árboles
penden nuestras orfandades
de un hilo fino, elástico
cuelgan en amagues
ampulosos de derrumbe.

Y yo no se un
camino esquivo,
no conozco el sendero seguro,
la senda marcada por piedras
que me lleve de retorno
a nuestro origen.


















¿ Y antes? Antes era todo vacío
ausente,

antes era todo inmenso de nada,
un buque sin polizones,
animales invisibles
jugando en bosques blancos

¿Y antes? Antes era todo vacío
ausente,

Antes, sólo rugía el viento
llevando y trayendo
en una nube
todo lo
inexistente.

Desde ningún sitio
hacia ningún sitio.

Después lo real fue muy real,
y la caída,
torpemente abrupta.











El tirano de la noche,
conduce la oscuridad con
gran astucia y dominio.

Que raro, oscurecer junto a la claridad,
fue decir y aparecer en con una ironía
a cuestas, y ya nadie alrededor a quien
pedir ayuda o contar como suena
la música de los árboles que sube
su volumen para hacerse oír mejor

Ya no hay donde escapar, no queda
sitio por develar si por todos lados
me alcanza la declinación de
la luz sin ojos que
me guien.








No me pidas el beso
con labios de otros
ruegos,

no me pidas el fruto
con sed de
otras aguas,

con la caricia que desvela
mi deseo,

partiré a la colina pues ahora
ya nadie me salvará de amar la tierra
que piso y que me aspira veloz hacia
abajo.





















Con ropajes de distintos verdes,
se viste este paseo montado
sobre la locura que me
retendrá en un confinamiento
sagrado,

un paso seco, austero-

Por allí, no hay peligro de forasteros,
llevo de guía estas palabras pronunciadas
sin soberbia.

El hombre de barba vieja me concede
su permiso, fui la elegida.

La lucha armada, programada,
ese pecado concebido
hacia allí me dirijo
sorteando sin miramientos
sin turbarme, los
espasmos de
la tentación.































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